Técnicas apropiadas de irrigación – Parte 2
En nuestro último Tech Tips discutimos algunos aspectos fundamentales para ayudarle a decidir cuándo irrigar. En Técnicas apropiadas de irrigación – Parte 2, le ofrecemos directrices acerca de cuánta agua aplicar y cómo corregir los patrones de secado irregular en el invernadero. Veamos algunas de estas distintas técnicas.
Irrigado superficial, de bajo volumen
Ventajas: El irrigado superficial es utilizado, a menudo, para evitar que el sustrato de cultivo se sature de agua y, como consecuencia, se presenten enfermedades radiculares. Ya que se aplica menos agua, el sustrato se secará más rápido, incluso en los fríos y nublados meses de invierno. Este método es mejor para evitar enfermedades radiculares en etapas tempranas de la vida de las plantas. Cuando se aplica menos agua, disminuye la posibilidad de que el sustrato se sature, lo cual a su vez reduce el estrés de la raíz y la susceptibilidad de ésta frente a agentes patógenos, al tiempo que permite una mayor aeración para que el desarrollo de la misma sea óptimo.
Inconvenientes: Este método requiere de mayor trabajo para monitorizar y aplicar irrigaciones más frecuentes, lo cual puede dar como resultado un secado irregular en el cultivo. Aun con las mejores técnicas de irrigación, aplicar la misma cantidad de agua a cada contenedor puede ser muy difícil. Si unas plantas reciben más agua que otras, el secado les llevará más tiempo. Por lo regular, cuando se irriga una sección en desarrollo, las plantas secas reciben la mayor atención, pero también las que no se han secado lo suficiente reciben agua. Con el paso del tiempo, las plantas secas reciben las cantidades adecuadas de agua mientras que las húmedas se saturan, de lo cual resulta un secado desigual del cultivo. Si este problema no se atiende a tiempo, las plantas húmedas mostrarán índices de crecimiento más lentos, se presentarán problemas nutricionales, posiblemente se desarrollen enfermedades radiculares y el cultivo completo será difícil de manejar.
Irrigación exhaustiva, profunda
Ventajas: Esta modalidad de irrigación puede parecer alarmante, particularmente cuando se irrigan macetas colgantes en febrero. Es cierto que las canastas pueden tardar más de una semana en secarse, pero mientras el aire fluya y no se irrigue hasta que el sustrato se seque, no habrá ningún incremento en la incidencia de enfermedades radiculares o problemas del desarrollo. La ventaja principal de irrigar exhaustivamente consiste en que, si en cada contenedor existe la misma cantidad de sustrato y el mismo tipo de planta(s), habrá la misma retención de agua de un contenedor a otro: así se reduce la posibilidad de un secado dispar.
Inconvenientes: Debe tenerse cuidado de no irrigar con demasiada frecuencia. El exceso de irrigación no se presenta cuando la planta recibe grandes cantidades de agua de una sola vez, ocurre con el transcurso del tiempo cuando el agua se aplica con frecuencia excesiva, antes de que el sustrato pueda secarse. Esta forma de irrigar suele ser el catalizador que conduce a toda una gama de problemas, desde algas y moscas de orilla hasta enfermedades radiculares causadas por Pythium y Phytophthora. La solución correcta es reducir la frecuencia de irrigación.
Corregir problemas de secado irregular
En la medida en que el desarrollo del cultivo no se vea severamente afectado, usted podrá corregir el secado irregular modificando su técnica de irrigado: Irrigue todas las macetas o alvéolos secos, regrese aproximadamente una hora después para irrigar todas las plantas exhaustivamente. Esto se recomienda en vista de que las plantas secas podrían no absorber el agua fácilmente, por lo que se considera necesaria una segunda irrigación. Esta manera de irrigar permitirá que el sustrato seco se sature parcialmente con la primera irrigación, en tanto que la segunda lo llevará a la saturación total.
Por otro lado, las plantas húmedas “sobresaturadas” que son irrigadas antes de que puedan secar, llegan a retener hasta 40% más de agua que las plantas a las que se permite secar adecuadamente y que después son irrigadas hasta la saturación (en el mismo sustrato). En este caso, puede resultar mejor segregar a las plantas “sobresaturadas” para que, por separado, se les brinden los cuidados necesarios para el secado. Una vez secas e irrigadas, no volverán al estado de “sobresaturación”, a menos que nuevamente se les irrigue en exceso.
En ciertos casos, una nueva aplicación del agente humectante a través del sistema de irrigación puede ser benéfica para la dinámica del agua respecto al sustrato, en lo particular, si se trata de cultivos a largo plazo. Recuerde que los intercambios frecuentes de aire y el flujo adecuado del mismo, son necesarios para optimizar el ambiente de desarrollo. Prestar atención a las necesidades de agua de los cultivos da como resultado plantas uniformes, menor incidencia de enfermedades, menos problemas provocados por insectos molestos y, en general, plantas de mejor calidad.